La primavera es para muchos sinónimo de rinitis, conjuntivitis o sinusitis. Las flores, aumentan la producción de polen, partícula que causa efectos alérgicos a un porcentaje importante de la población.

La alergia es una reacción del sistema inmune a alguna partícula externa que se ingiere, inhala o se toca. En el caso de las rinitis alérgicas, estas partículas o alérgenos se inhalan, provocando síntomas molestos, afectando principalmente a los ojos, nariz, garganta, pulmones, la piel y/o el tubo digestivo.

Lamentablemente, debido a los factores que dependen directamente de nuestra predisposición genética, es muy difícil prevenir el desarrollo de una alergia primaveral. Lo que se puede hacer, es tomar medidas tanto ambientales como farmacológicas para minimizar los síntomas y molestias derivados de la alergia.

Según estudios, hasta un 40% de la población presenta rinitis atópica, de ellos, muchos están sensibilizados a alérgenos primaverales como los pólenes de árboles, pastos o malezas.

Dentro de los principales alérgenos de primavera, se encuentran el polen de los árboles, en Santiago destaca el plátano oriental que inicia su polinización a partir del mes de agosto con su peak en septiembre, para disminuir en octubre. En octubre es el turno de los pastos y las malezas

Es muy frecuente que  frente a las alergias  las personas se automedican, es importante no realizarlo ya puede generar reacciones adversas por consumir medicamentos sin prescripción médica, siempre los medicamentos se deben consumir por indicación de su doctor.