Es la aplicación de determinadas técnicas de fisioterapia sobre adultos mayores sanos, en los que el proceso involutivo de la edad puede desencadenar diferentes procesos patológicos que pueden llevar a la disminución de sus capacidades funcionales.

La fisioterapia entra en contacto con el adulto mayor, no sólo en aspectos relacionados con la asistencia en enfermedad sino también mediante la educación para la salud, es decir, ofrecerles información y conocimientos sobre cómo llevar una vida saludable y de la introducción de la fisioterapia por medio del ejercicio físico e higiene postural en su día a día.

El control de factores de riesgo, como la mala alimentación, hábitos posturales incorrectas, el sedentarismo, la obesidad, el tabaco o el alcohol, es indispensable en el adulto mayor para prevenir o retardar la aparición de enfermedades, entre las que se encuentran la diabetes o problemas cardiovasculares, reducir el dolor en la artritis, artrosis; o simplemente mantener y/o lograr que las personas mayores sigan teniendo su autonomía e independencia propia.