Los andadores para bebé son uno de los artículos de mayor utilización para ayudar a los pequeños a caminar. Pero está comprobado que su acción no es tan favorable en este proceso. Además, requiere la constante vigilancia de un adulto durante su uso, para así evitar graves accidentes.

La supuesta capacidad del andador de apoyar a los bebés para que aprendan a andar erguidos no es tal. Pediatras comprobaron que a pesar de realizar el movimiento para caminar, los niños no ejercitan ni el equilibrio, ni aprenden a sostener su cuerpo sobre sus piernas. De hecho, sus piernas realizan movimientos extraños que les pueden causar algún tipo de problema. Tampoco aprenden a mover sus brazos, lo que es fundamental para coordinar el equilibrio y aprender a caminar, por lo que no estimulan el desarrollo normal del bebé.

 Los especialistas señalan que al caminar más rápido en el andador, los bebés se acostumbran a una velocidad que no es real. Luego les puede traer serias caídas al caminar solos, porque no tienen la capacidad de medir los riesgos que produce este ritmo excesivo. Además pueden propiciar accidentes por la velocidad que alcanzan en los andadores,  cuando los bebés aprenden a que el andador es como una “extensión” de su cuerpo, toman gran velocidad y esto puede traer serias consecuencias, como caídas y tropiezos. Esto sucede porque muchas veces los padres dejan a sus hijos solos en el andador, sin medir el riesgo real que ello supone.

El suelo va a ser siempre la mejor opción para el bebé. Este le permite que se desarrolle de forma integral, sin limitaciones, y pueda explorar todo lo que está a su alrededor de acuerdo a la etapa que está cursando.

Así que ayúdalo y brindándole de tu tiempo: una mantita en el piso unos cuantos minutos al día, ayudará a tu bebé a ganar fuerza y equilibrio. Y, por supuesto, como un último consejo, no olvides consultar siempre a tu pediatra ante cualquier duda.