Golpe de calor: ¿Qué es y cómo prevenirlo?

Un golpe de calor es una condición médica potencialmente peligrosa que se produce cuando el cuerpo se sobrecalienta severamente y no puede regular su temperatura de manera adecuada. Esta situación suele ocurrir cuando una persona se expone a altas temperaturas durante un período prolongado y no puede refrescarse lo suficiente.

Esta afección es más frecuente en los meses de verano.

El golpe de calor requiere tratamiento de urgencia. El golpe de calor sin tratar puede dañar rápidamente el cerebro, el corazón, los riñones y los músculos. El daño empeora cuanto más se retrasa el tratamiento, lo que aumenta el riesgo de sufrir complicaciones graves o la muerte.

Generalmente puede durar entre 1 a 6 horas. Es muy importante tomar las medidas necesarias para detener los síntomas a tiempo, ya que este es un padecimiento que si se prolonga por más de 24 horas puede causar la muerte en los casos más graves.

Algunos de los síntomas comunes de un golpe de calor incluyen:

Temperatura corporal alta (generalmente por encima de los 40°C o 104°F)
Piel caliente y seca (puede dejar de sudar)
Piel enrojecida
Pulso rápido y fuerte
Respiración rápida y superficial
Dolor de cabeza
Mareos o desmayos
Náuseas y vómitos
Confusión o comportamiento inusual
En casos graves, convulsiones o pérdida de conciencia

Es esencial tomar medidas inmediatas si se sospecha que alguien está sufriendo un golpe de calor. Algunas acciones que se pueden tomar incluyen mover a la persona a un lugar fresco y sombreado, quitarle ropa adicional, aplicar compresas frías o húmedas y darle agua para beber si está consciente.

Los grupos de mayor riesgo de experimentar un golpe de calor incluyen a los niños pequeños, los adultos mayores, las personas con enfermedades crónicas y aquellos que trabajan o practican actividades físicas intensas bajo el sol durante períodos prolongados sin suficiente hidratación o descanso.

¿Cómo prevenir un golpe de calor?

Para evitar el riesgo de sufrir un golpe de calor en niños y adultos se debe:

Reducir la actividad física en ambientes calurosos.
Permanecer en lugares frescos y ventilados, en lo posible con aire acondicionado.
Utilizar ropa cómoda y holgada.
Mantenerse hidratado con agua o jugos de frutas naturales.
No ingerir comidas pesadas.
Mojarse el cuerpo con frecuencia.
Evitar el consumo de bebidas alcohólicas.
No exponerse al sol directo entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde.