La estimulación temprana en los bebés se puede iniciar desde su primer mes de vida, hasta los 6 años, y consiste en un conjunto de actividades que permiten despertar y potenciar las capacidades cognitivas, físicas, emocionales y sociales del pequeño.

Este grupo de técnicas y actividades tienen una base científica y contribuyen a evitar complicaciones en el desarrollo de los niños y colaborar con los padres en lo referente a la eficacia y autonomía en el cuidado y desarrollo del infante.

Este tipo de terapias se deben llevar a cabo de acuerdo a la edad y nivel de desarrollo del menor, dependiendo de ello éste requerirá de diferentes estímulos. Durante el proceso es fundamental adecuar las expectativas a sus capacidades y no exigir demasiado, comparar su desarrollo con otro menor o presionar para conseguir los resultados esperados.

El objetivo de la estimulación temprana no se trata de acelerar el desarrollo del niño, no insta a lograr metas que éste no puede cumplir, lo que busca es reconocer y motivar el potencial de cada niño de forma particular presentándole retos y actividades que fortalezcan su autoestima, iniciativa y aprendizaje.

Algunos beneficios de la estimulación temprana:

  • Previene posibles déficits del desarrollo.
  • Favorece la autonomía.
  • Contempla aspectos físicos, sensoriales y sociales del desarrollo.
  • Brinda la posibilidad de un crecimiento armónico.
  • Ayuda a construir una personalidad flexible y adaptable.
  • Motiva a los niños a adquirir más conocimientos.
  • Hace que los chicos disfruten más el juego, pues disponen de mayores recursos y mejores ideas.
  • Fomenta la creatividad.