El Alzheimer es un tipo de demencia que se presenta en personas mayores. El tratamiento kinesiológico propone una serie de ejercicios para el Alzheimer que pueden beneficiar al paciente en su día a día. La complejidad de esta enfermedad hace que el tratamiento tenga que ser multidisciplinario y en algunos casos también acompañado de fármacos.

Esta patología afecta la memoria y otras actividades cognitivas como el lenguaje. Por lo general, el diagnóstico de Alzheimer se da en personas mayores de 60 años.

Los signos más comunes de Alzheimer comienzan con problemas de memoria que dificultan la vida cotidiana; dificultad para planificar o completar tareas familiares; confusión de tiempo o espacio, dificultad para comprender imágenes visuales y las relaciones espaciales; problemas en el habla o la escritura; y dificultad para tomar decisiones. Con el tiempo esto también desemboca en cambios en la personalidad y el humor.

El deterioro cognitivo que conlleva el Alzheimer hace que el paciente con el tiempo pierda autonomía, dado que se pierde la facultad de hacer tareas cotidianas, además de olvidar nombres, palabras o capacidades como la escritura u orientación.

Como bien se sabe, aún no hay una cura para esta enfermedad. Por lo que los ejercicios de kinesioterapia se presentan como una manera de paliar los problemas de movilidad de esta enfermedad.

Cualquier tipo de actividad física puede mejorar la función cerebral y la memoria, tanto en adultos mayores sanos como aquellos con problemas cognitivos leves. Así, el ejercicio regular puede retrasar la aparición de la enfermedad de Alzheimer y la disminución de la capacidad para realizar tareas en personas que padecen la enfermedad de Alzheimer. Esto se debe a que los ejercicios están orientados a entrenamiento de fuerza, equilibrio y capacidad para caminar.

Si la enfermedad está en un estadio temprano, entonces la terapia física ayudará al enfermo a moverse con menor dificultad y así poder seguir realizando actividades diarias básicas. A medida que la enfermedad avanza, la kinesioterapia puede ayudar a retrasar los obstáculos en el movimiento.

Se trabaja en la movilidad articular, en la marcha. Se realizan técnicas de respiración, porque cuando tienen menor movilidad se empiezan a acumular secreciones a nivel respiratorio porque su caja torácica no se expande como lo hace la de una persona sana.

Cuanto antes se incorporen ejercicios en la rutina de la persona con Alzheimer mejor será su calidad de vida. Ensayos clínicos recientes demuestran que los ejercicios que se aplican desde las primeras etapas de la enfermedad ayudan al paciente a mitigar el deterioro cognitivo.

El papel del kinesiólogo es mejorar la calidad de vida, no curamos, pero sí se los puede ayudar a tener un control del sistema respiratorio, de movilidad, articular. El paciente con Alzheimer se deteriorará, pero hay que tratar que sea de la mejor manera posible.

 

Cualquier tipo de actividad física puede mejorar la función cerebral y la memoria
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