El fitness está muy de moda en la sociedad actual. De práctica deportiva ha pasado a ser un estilo de vida para muchas personas que buscan adquirir hábitos saludables. La combinación de ejercicio y una dieta sana y equilibrada son las claves de este concepto cuyo objetivo principal es encontrar el bienestar personal mediante el deporte y una buena alimentación.

Se pueden encontrar miles de entrenadores personales, ‘dietas milagro’ y fórmulas tan inverosímiles como perjudiciales para la salud con la única finalidad de perder peso y ponerse en forma, pero el fitness se aleja de todo ello. Unos hábitos saludables tanto en la comida como en el deporte son suficientes para gozar de un buen estado físico.

La palabra fitness proviene del idioma inglés y significa apropiado, apto, listo (para algo).

El término «fitness» posee dos acepciones diferentes, pero relacionadas entre sí. La primera definición que podemos dar de fitness es aquella que hace referencia al estado generalizado de bienestar y salud física logrado no solo a partir del desarrollo de una vida sana, sino también y principalmente, del ejercicio continuado y sostenido en el tiempo. La segunda acepción de la palabra es la que señala el tipo de actividades físicas normalmente comprendidas como ‘fitness’ y que se realizan por lo general en espacios deportivos específicos.

 

Los objetivos del fitness:

  • son mejorar la resistencia aeróbica,
  • obtener fuerza muscular,
  • tener una mayor flexibilidad,
  • lograr una fuerza muscular localizada y
  • conseguir el equilibrio corporal respetando unos porcentajes saludables en huesos, músculos y grasas.

 

Beneficios del fitness

La práctica del fitness no solo aporta beneficios al estado físico, sino también a la salud mental y a la calidad de vida de una persona. Estos son los principales que puedes obtener siguiendo este estilo de vida:

  • Aumentar la flexibilidad: es una capacidad que se va perdiendo con el paso de los años, pero si realizas rutinas deportivas de forma frecuente conseguirás ralentizar esta pérdida. La flexibilidad incrementa el rango de movimiento para la práctica de diferentes disciplinas y ayuda a realizar actividades cotidianas que, en otras circunstancias, suponen un riesgo de lesión.
  • Cuidar el sistema cardiovascular: el fitness ayuda a reducir el riesgo de sufrir problemas cardiovasculares. Así, contribuye a alargar tu vida, especialmente si padeces trastornos de vasos sanguíneos o de corazón.
  • Cuidado de los huesos: se reduce el riesgo de osteoporosis porque favorece el desarrollo muscular, protegiendo de esta manera el hueso y mejorando la reestructuración ósea. El fitness también aumenta la movilidad de las articulaciones y potencia la capacidad de reacción, evadiendo el riesgo de posibles caídas.
  • Reduce la depresión: las rutinas deportivas también aportan derivaciones positivas al cerebro. Las contracciones musculares en mitad de un acondicionamiento particular promueven señales que inciden en las desviaciones de neuronas que provocan la depresión, reduciéndolas de esta manera.
  • Fortalece la autoestima: una salud mental plena es la base en la que se sustentan los cambios percibidos en el resto del cuerpo. Uno de los grandes beneficios del fitness es la autoestima, ya que la evolución experimentada en el cuerpo, la sensación de energía en cada entrenamiento y la consecución de metas personales permiten el aumento de la valoración individual.
  • Regula el peso: una dieta equilibrada y una rutina de ejercicio convierten al peso ideal en un objetivo realista. El fitness ayuda a mantener la grasa corporal en rangos considerados como saludables (del 6% al 24% en hombres y del 14% al 31% en mujeres).

 

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